Este día, el presidente de la FIFA, Gianni infantino, reveló
que la Copa Mundial de Qatar 2022 se jugará del 21 de noviembre al 18 de
diciembre, es decir, en el otoño para el hemisferio norte, y para muchos
resulta atractivo el cambio de fecha de una justa acostumbrada a realizarse
durante el verano. Sin embargo, el ajuste tiene una explicación.
Por primera vez en la historia de los Mundiales, el evento
se jugará fuera de los meses de junio-julio, esto, debido a las altas
temperaturas del verano en esa zona del mundo.
De acuerdo con información del diario El Clarín, entre
mediados de noviembre y principios de diciembre, la temperatura promedio en
Qatar varía entre mínima de 20 grados Celsius y máximas de 30, situación
agradable para practicar deportes.
Sin embargo, entre junio y julio, los termómetros alcanzan
registros de entre 40 y 50 grados, un rango bastante peligroso para los atletas
de alto rendimiento como los jugadores de futbol. Recuerdan que los
organizadores del Mundial de Medio Oriente habían prometido estadios con aire
acondicionado, pero esto no incluye los centros de entrenamiento y menos las
zonas dedicadas a los aficionados que acudan desde otros países.
Según el ya mencionado diario, cuando la temperatura
ambiental supera los 39-40 grados, situación común en Qatar, el cerebro le
ordena a los músculos bajar el ritmo, lo que produce la fatiga; de este modo,
los futbolistas se cansarían mucho más rápido que en condiciones normales, y por
lo tanto, el rendimiento se vería disminuido.
